Los tocados más espectaculares son imprescindibles hoy en día en cualquier celebración, pero siempre teniendo en cuenta si el evento es de día o de noche, la época del año o el lugar elegido.
Un tocado o adorno pueden transformar todo el conjunto dándole sofisticación y empaque o, por el contrario, echarlo a perder.
Protocolo nos marca en las bodas de mañana, acompañando a vestidos cortos, la pamela o el sombrero como accesorios idóneos y siempre con recogidos bajos y sencillos.
Otra opción en celebraciones matutinas son las coronas con velos, tan de moda hoy en día.
A la hora de colocar la pamela, sombrero o tocado siempre se intentará que quede ligeramente oblicuo a la cara para ganar en elegancia y sofisticación.
En las bodas de tarde los tocados de gran tamaño están fuera de lugar, pasando a tener un gran papel cualquier adorno o tocado de pequeño tamaño, que le de a nuestro conjunto un toque especial y glamuroso, pudiendo incluir brillos, dorados, strass … y cualquier material sofisticado porque la noche, lo acepta todo.
Pequeños tocados, turbantes, tiaras o coronas que constituyen un detalle dentro del conjunto son bienvenidas cuando el sol cae.
Las coronas o semicoronas se llevan con el pelo suelto, con ondas suaves, y siempre próximas a la frente, justo en el nacimiento del cabello, sobre el lado que más favorezca.
Si el evento tiene lugar en invierno u otoño, hay que optar por sombreros o tocados realizados con materiales más acordes con esta época como el terciopelo, paño, ante, etc. y adornados con plumas de gran tamaño.
Sin embargo, en primavera y verano las sedas, rafias, paja, etc. constituyen materiales que hacen de éstos más livianos y menos pesados. Y fundamentales las flores, en toda su variedad y colorido.
La ubicación también es motivo de definir a nuestro complemento; no es lo mismo una boda en el campo que una boda en la playa, donde los complementos deben ser cuidadosamente seleccionados para no estar fuera de lugar.
Hoy en día el estilo boho-hippie, tan de moda, nos deja espacio para tiaras y cadenitas en la frente siempre combinándolo con vestidos largos y pelo suelto.
Los tocados no tienen porque combinar con el resto de la indumentaria, tienen cuerpo propio y han de ser rompedores tanto en materiales como en colorido.
Una vez concluido el almuerzo o la cena, el protocolo dice que nos podemos desprender del tocado pero, también dependerá del “después”; si la celebración continúa en el exterior, con luz todavía y en espacio campestre, se puede continuar con él, sin embargo si fuese en el interior, salón o discoteca, ya no procede.
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